martes, 6 de octubre de 2015

Historia de los piononos



ORIGEN - SANTA FÉ (GRANADA)

El Pionono es un dulce de reminiscencias moriscas, elaborado  con bizcocho, crema y canela, y emborrachado en un exquisito jarabe muy dulce que le da una textura muy agradable y fresca. Su coronilla tostada hace los deleites de quienes van a Santa Fe o se llevan de allí esta exquisitez.
  
La historia del pionono se pierde en el tiempo no quedando claro su origen real, si queremos dilucidar la autoría del pionono debemos mirar en los retazos de cultura popular que han resistido hasta nuestros tiempos encerrados en leyendas muchas veces o simplemente olvidados.

Los primeros indicios de aparición de un pastelillo parecido al pionono los encontramos en la España hispano-musulmana entre los siglos X y XI, en pleno apogeo de las artes y las ciencias de Al-Andalus. Esta época, marcada por el mestizaje cultural, hace de Al-Andalus un referente de modernidad e innovación a todos los niveles. Las innovaciones se suceden en distintos campos desde la política hasta la literaria pasando por las artes y por supuesto la gastronomía que se enriquece con sabores agridulces y especiados. Es pues el pionono resultado de combinar el poso romano, que aún persistía con los nuevos sabores que llegaron de la otra orilla del Mediterráneo.
 
La repostería de la época hispano-musulmana se caracteriza sobre todo por el empleo de materias primas como la canela y la miel, todavía hoy podemos encontrar muestras de esta cocina en dulces árabes como la shubarquía y la pastela, que con su característico sabor nos trasladan a otras épocas.
La creación del pionono como lo conocemos hoy día se debe en parte al celo con el que los habitantes del pequeño pueblo de Santa Fe conservaron la receta como parte de su herencia árabe por encima de cambios religiosos y políticos que sobrevenían en la región de Granada.
 
Con el paso del tiempo el pionono sufrió cambios tanto en su forma física como en su composición, adaptándose al paso de las épocas y los gustos, pero no es hasta mediados el siglo XIX cuando de mano de tres hermanas viudas de la conocida pastelería “ La Blanquita “, la receta se rescata del olvido bautizando al pastel con el nombre del Papa Pío Noveno, pionono, y dándole el aspecto cilíndrico de la tiara papal.  
 
Cuenta la leyenda que su nombre fue dado en honor al papa Pío IX (Pio nono según la pronunciación en italiano del nombre), ya que su forma pretende representar la silueta de la cabeza cilíndrica del papa Pío Noveno, figura muy destacada en la época, sobre todo a partir de la instauración por su parte del dogma de la Inmaculada Concepción. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que la receta del dulce es muy anterior al papa Pio IX (Giovanni Mª Mastai Ferreti)  que ocupo el pontificio entre el año 1846 y 1878. Cuenta la leyenda, que en cierta ocasión, el rey Alfonso XI acudió al pueblo de Lachar (cercano a Santa Fe) para participar en una caceria a la que había sido invitado, aquí en los postres de una comida quedo extasiado con esos dulces de canela y bizcocho. Impresionado por su delicadeza y sabor pregunto el nombre de esos dulces que le habían sido llevados desde Santa Fe, y como hasta entonces o bien no tenian nombre, o bien no eran popularmente conocidos, a uno de los cortesanos se le ocurrió la idea de dar el nombre de pionono, quizás por la similitud en la bondad del rey con la del pontífice reinante en Roma.
 

La producción del pionono está ligada a Santa Fe desde el principio y eran varios los obradores que elaboraban el postre, y cada uno intentaba variar y mejorar la receta original dándole personalidad propia al producto sin perder su sabor tradicional.